b) Primitivos sistemas musicales HINDÚES transmitidos por sirios y por el cantor y compositor de Bagdad llamado Ziryab. Estos sistemas musicales influyeron en el enharmonismo y en el estilo reiterativo y ornamental de algunos cantes, como la seguirilla de Curro Durse.
c) Cantos y músicas MUSULMANAS, introductores de la „gama oral“ (derivada de la chino-iraniana), y de la categoría musical de la medida. Huellas de esta música las tenemos en los así llamados melismas del flamenco. La fama es extraña al cantor popular. La influencia se mantuvo hasta el siglo XVII. El fandando andaluz y un buen ejemplo de esta influencia.
d) Melodías salmodiales y sistema musical judío entre el siglo IX y XV. La influencia en el flamenco de estas melodías la vemos en las seguiriyas y en las saetas (emparentadas con la oración hebrea „Kol Nidrei“).
e) Canciones populares MOZÁRABES, de tipo indígena, autóctonas andaluzas. Anteriores a estas canciones mozárabes son las cantigas de gaditanas. A este estilo de canto pertenecen las jarchyas. Mozárabes son también las zambras, tan caras a muchos califas cordobeses.
Estos elementos muestran la convergencia en Andalucía de los más diversos influjos: orientales, helénicos, semitas, autóctonos, laicos, religiosos, sinagogales, inocaciones muezínicas, liturgias griegas, liturgias visigóticas, canciones cultas de Ziryab, melodías hindúes y persas, melopeas bereberes, jarchyas mozárabes, canciones irquesas de Achfa de Bagdad.
Hasta el siglo XV, la cultura musical arábigo-andaluza dio la tónica a toda la Península Ibérica.
El cante gitano
No tenemos noticia alguna en el siglo XVII de la existencia de algún tipo de algo parecido al flamenco. El siglo XVII usa la palabra solamente para designar a los habitantes de los Países Bajos [Holanda]. El siglo XVII es es la fase preparatoria del cante flamenco, en él persisten los elementos de tradiciones musicales arábigo-andaluzas.
Los gitanos entran en el siglo XVI en Andalucía y se van aclimatizando entre los siglos XVI y XVIII. Las provincias de Sevilla y Cádiz, que aún conservaban un buen porcentaje de moriscos, fueron el terreno más propicio para ellos.
Con los materiales musicales dispersos en los campos de Cádiz y Sevilla, entre la población campesina morisca y andaluza, los gitanos (buenos herreross) forjaron los primeros cantes flemencos, integrando en ellos las diversas tradiciones musicales que encontraron vivas en la población morisca de los campos bajoandaluces. A esto aportaron los gitanos su poderosa capacidad para amalgamar diversos estilos y culturas.
Venidos desde la India o el Pakistán, los gitanos recogieron a su paso por el sur de Europa diversos cantes de diversas culturas orientales. En Andalucía encontraron un folclore hermano, que les recordaba el suyo. Entonces, en su innata capacidad de asimilación, absorben cantos y danzas diseminados en el pueblo andaluz. Refunden elementos dispersos y crean o, mejor dicho, forjan algo completamente nuevo: el cante flamenco.
En su cante refundieron el tradicional sentido del ritmo y la danza de Cádiz. Las canciones campesinas de agricultures moriscos de Sevilla y Jerez. Resabios judaizantes, y todo el folklore orientalizado andaluz. Los gitanos aportaron su apasionamiento, su sentido trágico de la vida, su tradición cantora, llena de reminiscencias hindúes, su nativo don del ritmo y, sobre todo, su arte supremo de la forja (en este caso, la forja musical).
El flamenco es pues el resultado de la forja de dos elementos: el gitano y el andaluz.
Hasta que no empezaron a cantar los gitanos por seguiriyas, soleares y romances, no se puede hablar de flamenco.
Pero hasta que no llegan a Andalucía y se asientan en Sevilla y Cádiz, los gitanos no cantan nada parecido al flamenco.
Y solamente los gitanos asentados en esta región cantan flamenco.
No se puede decir que los gitanos andaluces crearon el flamenco, si se entiende por crear: sacar de la nada. Los gitanos forjaron el flamenco amalgamando los materiales musicales del folclore andaluz que encontraron a su llegada con melodías y ritmos que habían recogido en su peregrinar desde la India hasta Andalucía.
Los gitanos crearon o forjaron, pues, los cantes básicos:
Cante gitano
Cantes básicos
de la primera mitad del XIX
Tonás
Siguiriyas
Romances o Corridas
Alboreás
Cantes básicos
de la segunda mitad del XIX
Soléa
Bulerías
Tangos
Emparentados con estos cantes básicos están los demás cantes flamencos. El flamenco tomó luego del fandango andaluz y del folclore regional e hispanoamericano elementos y „aflamencó“ varios ritmos.
La evolución del cante flamencoLos siglos XV, XVI, XVII y XVIII significan para los gitanos marginación y reclutamiento.
Los cantes se forjan en las fraguas, los hogares gitanos, las bodas y los bautizos. A la subida al trono del rey Carlos III en el 1759, los gitanos adquieren carta de ciudadanía. Se les conceden los derechos civiles y comienzan a salir del anonimato.
En siglo XVIII comienza a reinar en España la dinastía de los Borbones franceses.
El pueblo reaccionó contra el „afrancesamiento“ de las clases altas y comenzó a rehabilitar la cultura popular, regional y marginal: resurge el folclore regional, se crean las modernas corridas de toros y se comienza a ver con nostalgia el pasado multicultural. Los árabes, los gitanos son vistos como parte de la identidad nacional. Los gitanos comienzan a interesar a los españoles.
Segunda mitad del siglo XVIII: Durante la época de persecución de los gitanos, el cante no trascendió al exterior, era una especie de „underground music“. Una vez que se les concedió a los gitanos los derechos civiles, comenzaron a salir hacerse oír con su cultura y su música.
En 1780 suena el primer nombre del cantaor flamenco que registra la historia:
Tío Luis el de la Juliana (Jerez)
Al que siguió
Francisco Ortega de Puerto Real, alias „El Fillo“
Después vino
El Planeta (de Triana), del que no conocemos el nombre.
A éstos siguen
Juan en Cueros, Juan de Dios, María de las Nieves, Perico el Gallego, Franco el Colorado, Luis el Cautivo, los „Pelaos“, etc.
Con ellos entra el cante en su fase histórica.
Del 1800 al 1860 es la fase hermética del flamenco. El cante jondo prospera en los hogares calés: en bodas, bautizos y fiestas domésticas. Al margen de los cantes jondos, existen también en esta época los cantes andaluces que eran de dominio popular: fandangos, rondeñas, verdiales, sevillanas, temporeras, cantes de trilla, nanas.
En esta época, el cante jondo tiene un carácter cuasisacral, nadie tenía noticias de su existencia. La siguiriya se emancipa de la toná con El Fillo y El Planeta hacia 1840.
Los centros cantores eran: el barrio de Triana, en Sevilla; Cádiz; Puerto de Santa María; Sanlúcar; Jerez de la Frontera.
El cantaor gitano cantaba por la comida y la „convidá“ en fiestas, bodas y bautizos. Pasaba largas temporadas ya en un pueblo, ya en otro.
Entre 1800 y 1860, no hubo más cantaores flamencos que los gitanos.
Del 1860 al 1910 es la época de los famosos Cafés Cantantes. Con Silverio Franconetti, creador del cante gitano-andaluz y propulsor de cafés cantantes, comienzan los cantarores especializados andaluces a cantar flamenco. El romancitismo, y más tarde el modernismo, toman gitanismos y comienzan a interesarse por lo gitano-andaluz. Se forman cafés cantantes para dar a conocer el flamenco. El primero se había fundado ya en Sevilla en el 1840.
Apenas había ciudad andaluza que no tuviera un café del cante. Se incrementan las soleares y las siguiriyas, desaparecen las tonás, las livianas, las deblas y las corridas.
Comienza la clasificación del cante en cante jondo y cante menos jondo. El cante jondo se dividía en cante grande y cante chico, según su amplitud y su profundidad de sentimiento. Había tonás grandes y tonás chicas. Como jondo se veía solamente la siguiriya, luego se extendió el calificativo de jondo a las soleares, cañas, polos y serranas.
En esta época aparece un grupo de cantaores no gitanos.
Los gitanos se andaluzan y los andaluces se agitanan.
El primer cantaor no gitano es Silveri Franconetti.
Su rival gitano fue El Nitri. A partir de ahora existirá ya el dualismo gitano <> andaluz.
Cantaores gitanos
El Fillo
Tomás El Nitri
Manuel Cagancho
El Loco Mateo
Mercer "La Serneta"
Enrique El Mellizo
Diego Marruro
Manuel Torre (1878-1933), uno de los más grandes cantaores flamencos de la historia
Tomás Pavón, un gran purista
Pastora Pavón, llamada "La Niña de los Peines" (1890-1969).
Cantaores andaluces
Silverio Franconetti (1825-1893), creador del cante gitano-andaluz
La Trini, Fosforito, El Canario,
Antonio Chacón (1865-1929)
De 1910 a 1936 tenemos la época teatral del cante flamenco. Esta época fue inaugurada por Antonio Chacón. Durante la época de Franconetti, el cante puro gitano siguió imperando en las fiestas privadas. El corte brusco que provocaría un claro cisma entre gitanos y andaluces lo introdujo Antonio Chacón y la „chaconería“. Con él empieza la época teatral del cante Chacón no cultivó los canters básicos como la siguiriya, sino las malagueñas y los cantes levantinos. Aquí comienza la desviación del flamenco hacia el folclore y las creaciones personales. Chacón, para conquistar el escenario y el público fácil, comenzó a acercarse a la zarzuela (opereta española) y a la ópera. Su estilo tiene tanto de copla andaluza como de ópera italiana. El estilo chaconiano introdujo las melodías dulces, los floreos, la falseta, frente a la voz bronca „afillada“ de los cantaores gitanos. Su voz atenorada le permitía gorgear.
Los escenarios teatrales desviaron radicalmente todo: Se descendió de la altura de la malagueña chaconianas y la cartagenera a la truculencia del fandando, la frivolidad del cante indiano y la vulgaridad del cuplé.
El desprestigio del cante flamenco entre los intelectuales de 1890-1920
La adulteración del arte flamenco y las mistificaciones lamentables llevaron a un desprestigio del cante entre los intelectuales de la generación literaria de 1989. Así Ortega y Gasset llamará „ quincalla meridional fastidiosa“ al cante flamenco.
La rehabilitación del cante flamenco en 1922
La rehabilitación del cante flamenco fue obra del gran músico español Manuel de Falla (autor de „El amor brujo“, „El sombrero de tres picos“, etc.). Falla, junto con el gran poeta andaluz Federico García Lorca, organizaron en 1922 el Primer Concurso Nacional de Cante Jondo de Granada. Su intención era que no se perdiera la tradición del cante jondo gitano.
Falla y Lorca vieron que el cante flamenco tenía entonces una gran influencia en la música moderna europea (Maurice Ravel, por ejemplo). Falla había sido discípulo de la escuela impresionista de música, de Ravel. Falla y Lorca creía que la gran cuna del flamenco era Granada, cosa falsa. El concurso fracasó por creer los organizadores que el cante jondo estaba en el pueblo, cuando la tridición del cante jondo estaba ahora ya en manos de los profesionales, que no tuvieron acceso al concurso.
El concurso no tuvo eco alguno y fue un verdadero fracaso. Lo que no vieron Lorca y Falla fue que la región de Granada pertenece a la periferia del cante jondo, que el centro del ver- dadero cante jondo está en el triángulo Sevilla - Cádiz - Jerez de la Frontera.
Primer Concurso Nacional de Cante en Córdoba, en 1956, y la creación de la primera Cátedra de Flamencología en Jerez de la Frontera. En 1955, Anselmo González Climent publica su obra „Flamencología“. Con ella surgió un grupo de investigadores que se dedicaron a estudiar los orígines y la evolución del flamenco; comienza la flamencología.
En los años sesenta, un grupo de flamencólogos funda la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera. Esta cátedra se dedica a organizar concursos nacionales de cante y a fomentar los estudios flamencos de forma más rigurosa.