viernes, 22 de enero de 2010


Maltrato a los animales

Una noticia de esas que nos permiten reflexionar acerca de la confianza en nuestros gobernantes y en su capacidad para gestionar el dinero público: el Ayuntamiento de Alcorisa (Aragón), regido por el PSOE, CHA, PAR e IU, incluye y paga dentro de la Semana Cultural, una conferencia coloquio dedicada al siguiente tema: “¿Qué hacer ante un ataque Antitaurino?”, en la que participará el matador y ahora parece que también ilustre ponente Don José Ortega Cano.
He consultado el Diccionario de la R.A.E. y leo las siguientes definiciones para atacar: “actuar contra algo para destruirlo, perjudicar, embestir con ánimo de causar daño”. Por un momento y a la vista de las acepciones, pensé haberme equivocado de término y estar examinando la descripción de torear. Tan curioso como triste es que un experto en infligir sufrimiento y muerte a seres vivos, se crea la víctima y venga a jugar el papel retribuido de defensor de los que las causan.

Las palabras pueden herir, de eso no hay duda, pero las vísceras las atraviesa la espada y es también el metal quien provoca que el martirizado se ahogue en su propia sangre. Ese papel, el de sacrificado tras el suplicio le corresponde indefectiblemente a los toros, y el de atacante al Señor Ortega Cano y a los que cómo él, viven de torturar y de matar animales, o una vez que se jubilan, de ser invitados a charlas con la intención de perpetuar esta tradición cruel y gravosa, además de intentar aparecer ante la Sociedad como benefactores.

Defenderse de los antitaurinos?, ¿por qué no hacerlo de los que piden el fin de la pena de muerte?, ya puestos, no vendría mal una ponencia para protegerse de los pacifistas con el Trío de las Azores como oradores. Dejémonos de aberraciones y menos sufragadas con fondos municipales, porque los únicos que emplean la violencia en este asunto son los toreros. No hay más que observar el cadáver de los toros al final de cada corrida y después podremos preguntarnos: ¿de quién hay que defenderse realmente?.



Se avecinan días de explicar que el hombre, con ser la única criatura racional del Planeta, no puede constituirse por ello en dueño y señor de todos los seres que lo habitan. Que la superioridad que su condición le confiere, no es una bula para dañar, matar y arrasar a su antojo, sino que se traduce en la obligación de respetar, de proteger y de conservar. Y nuestra sensibilidad debería de interpretar ese deber como una satisfacción, pues sólo se recrean en el dolor ajeno y en la destrucción el cafre, el egocentrista o el psicópata, además de aquel al que le mueven intereses económicos.


Nos hablaran de libertades cuando éstas, quieren emplearlas para torturar a seres con capacidad sensorial. De extinción de especies, pero en realidad se trata de mantener una raza obtenida con modificaciones genéticas para infligirle padecimientos extremos. De preservar espacios naturales, haciéndonos creer que su existencia pasa necesariamente por dedicarlos a criaderos de víctimas para la brutalidad humana. De pérdida de puestos de trabajo, como si la obtención de ingresos, posible gracias a la existencia de subvenciones, pudiese justificar cualquier perversidad en su generación. De nacionalismos, como si el maltrato a una criatura lo fuese en función de límites geográficos y despreciando así, la sincera conmiseración que la mayoría siente ante el martirio aplicado a un animal.

Y cuando cada uno de los argumentos que esgrimen, por falsos, tendenciosos, tergiversados o directamente rayanos en un enardecimiento del sadismo, sean desmontados e invalidados empleando para ello la cordura, la sensibilidad, la ética y la inteligencia, entonces recurrirán a la antigua y cobarde estrategia de apuntar males aparentemente mayores, o vulneraciones del derecho ajeno supuestamente más graves, pensando que la pestilencia de la basura próxima hará que no percibamos el hedor de su inmundicia. Una táctica tan ladina como sucia, pues pretenden de ese modo prolongar sus excesos confiando en lo arduo de combatir otros semejantes; pero cuando la maldad trata de esconderse tras la maldad, ambas se dan la mano y clavan sus uñas negras en la conciencia de una Sociedad que no puede ni debe permanecer indiferente, so pena de convertirse en esclava y víctima de su peligrosa apatía.
Hasta puede que alguno, todavía aferrado a la ignorancia como arma escogida para confundir al Pueblo, asegure que “no sufren” y que “ellos elegirían esa muerte”. Nos quedan por delante mil disparates, patrañas, acusaciones falsas y amenazas catastrofistas que escuchar. Pero lo que nunca podrán lograr, es convencernos de que los estertores de muerte de un toro, sus convulsiones y su sangre, están sólo en nuestra imaginación. Ni tampoco de que eso sea artístico, cultural o pedagógico. Podrán maquillar la mentira, pero la crueldad, es muy difícil de acicalar
Las fotos que acompañan el reportaje de esta semana probablemente hieran la sensibilidad de los lectores, como sin duda hirieron la nuestra cuando las vimos. El objetivo de su publicación no es otro que apoyar desde esta humilde ventana en la concienciación general del grave problema de los malos tratos a los perros.
Al igual que ocurre con tantos otros temas en los que aunque todos somos solidarios muchas veces los sentimos un poco ajenos como las guerras, el hambre o la pobreza…, el problema no está tan lejos como creemos ni se está superando con la nueva era de las comunicaciones y la globalización. En España, a fin de temporada, los podencos y galgos utilizados en la caza (desgraciados protagonistas de las fotos, que están circulando por toda la red), son con frecuencia sacrificados y, como se puede ver, en alguna ocasión con tintes auténticamente sádicos: Palos en la boca para que mueran de hambre, ahorcados con los patas rozando el suelo para que la agonía sea más larga, o “simplemente” atados y abandonados. Carlos García ha creado una estremecedora web que titula español avergonzado denunciando algunos casos de malos tratos a los galgos en España, tanto en la caza como en los canódromos de apuestas deportivas. “Muchos de ellos, la mayoría hembras, tienen la dentadura destrozada por la glucosa que se les suministra para que sean más rápidos además de vivir confinados en jaulas metálicas de 1 metro cuadrado toda su vida "laboral", también sufren desnutrición y a menudo tienen el cuerpo cubierto de llagas”, asegura en una carta dirigida a la Reina Sofía. Las personas sensibilizadas con este problema que tengan interés en adoptar galgos, pueden visitar SOS galgos. Pero no son los galgos las únicas mascotas víctimas de la barbarie, hay múltiples ejemplos de malos tratos publicados en distintos medios: Una estremecedora historia de ahorcamiento de perros denunciada en Alicante, un asalto popular de los vecinos al instituto Pasteur de Buenos Aires, donde según los vecinos, los perros “gritan como locos” y se sospecha que “se los mata para comercializar la sangre, el cuero y la carne, o la terrible denuncia de un perro quemado vivo en Leganés, son botones de una larga muestra.
Existen diferentes campañas para denunciar hechos de este tipo, la Asociación PENTA, hace un llamado desde su site a participar en una de ellas. También hemos encontrado por la web diferentes asociaciones defensoras de animales en las que apoyarse como: ADDA (Asociación para la Defensa de los Derechos de los Animales) o ANAA (Asociación Nacional de los Amigos de los Animales). En cualquier caso hay que destacar que en teoría en todos los países desarrollados existe la percepción generalizada de que el maltrato injustificado a los animales es un delito que debe de ser perseguido y juzgado con severidad. Hay una declaración universal de los derechos de los animales y multitud de legislación nacional que supuestamente respalda esta idea. Pero la realidad es que el maltrato animal no está incluido en el código penal, y que en las leyes se tipifica a estos hechos como falta, sancionado al culpable solamente con multas.
"El medio más seguro para valorar el grado de educación de un pueblo y de un hombre consiste en estudiar la manera como consideran a los animales" (Auerbach, Berthold).
CREADO POR: Tamara Fernández Villalba








Abandono maltrato y abandonos de perros


En nuestras calles hay miles de perros abandonados, cada cinco minutos uno de estos animales es recogido. De los 109.000 cachorros recogidos el año pasado, solo un 27% fueron entregados a sus dueños.El tópico más conocido es que en verano, con la llegada de las vacaciones, es la época en la que más abandonos de mascotas se produce; pero se ha demostrado que no es así, sino que la mayoría de abandonos se producen en los cuatro primeros meses del año, las excusas para deshacerse de ellos son muy variadas.En los hogares, se llega a tomar la decisión por motivos como que el perro ha crecido y no hay espacio en la casa, que los niños ya no quieren jugar con el cachorro porque este se ha hecho grande y sólo molesta, alergias, etc.

La mayoría de los perros abandonados son galgos, los que más se usan para la caza; normalmente son abandonados porque se han hecho viejos o porque están malheridos, estos galgos son abandonados, pero la mayoría de estos perros en esas circunstancias, son asfixiados; se les asesina.A partir de ahora, cada vez que penséis que vuestra mascota solo molesta y no te hace falta para nada, recordar que él también siente y os quiere, jamás lo abandonéis, y si realmente os es imposible tener a uno de estos animales en casa; existe la posibilidad de llevarlos a refugios. No lo abandones, él nunca lo haría.

CREADO POR: Maribel Díaz Gómez

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