viernes, 23 de abril de 2010

BAILA PARA DISFRUTAR




SALSA


Antes de retroceder en el tiempo, no está de más hacer una parada breve en la palabra que da nombre al género: Salsa. Existe una cierta reivindicación cubana sobre la denominación. Se basa en que el cubano Ignacio Piñeiro interpretaba en 1933 una canción, Échale Salsita, que, además de introducir la trompeta por vez primera en el son, sirvió para que ese culinario elemento se colara, un poco de rondón, en la música bailable caribeña.
No hay una continuidad entre esa aparición inicial y la utilización de la palabra Salsa como denominación de un determinado género. En realidad, palabras como salsa, azúcar, sabor, pese a ser nombres, se han utilizado en la música caribeña a modo de interjección, como elemento gramatical destinado a poner un acento de expresividad no directamente relacionado con su estricto significado. De esa forma de uso surge el bautismo de una música de hondos orígenes cubanos transformada y reelaborada en los barrios hispanos de Nueva York .

El entronizar Salsa como la denominación de un género es ante todo un afortunado hallazgo comercial de la discográfica Fania Records al principio de los años 70 en Nueva York. De forma desmitificadora decía Tito Puente en una entrevista que "salsa es lo que yo como con mis espaguetis pero gracias a esa pequeña palabra que no significa nada, todos nosotros hemos sido capaces de encontrar un modus vivendi durante las últimas décadas".
¿Por qué no fue sabor o azúcar o sabroso...? poco importa, lo cierto es que siguiendo los principios más elementales del marketing, empaquetar productos elaborados por músicos mucho menos homogéneos de lo que podría parecer bajo una misma etiqueta, sirvió para que el "consumidor" pudiera reconocer y, cómo no, adquirir lo que se convirtió en un éxito comercial que aún hoy, pasada su fase de producto estrella, sigue siendo muy bien "ordeñado" por las discográficas.
Finalmente, es conveniente resaltar que salsa es básicamente una denominación genérica para ritmos y estilos muy variados. Celia Cruz, la reina de la salsa, decía que "Salsa es la música cubana con otro nombre. Es mambo, chachachá, rumba, son... todos los ritmos cubanos bajo un único nombre". Aunque la afirmación olvida la influencia de otras naciones como Puerto Rico, Colombia o Venezuela tan importantes en la configuración actual de la salsa, resulta sin embargo certera al describir que la realidad de esta música es variada y heterogénea rítmicamente.
Hay quien no duda en afirmar que la Salsa es un género musical surgido en Nueva York que se empieza a gestar en los años 60 y vive su momento culminante en la década siguiente. Lo definen como una realidad musical diferenciada surgida en los barrios hispanos de la capital cultural y económica de Norteamérica y, muy especialmente, en la importante comunidad puertorriqueña allí asentada.
Desde el punto de vista factual, esta visión del fenómeno es correcta pero tiene la debilidad de una descontextualización que en nada ayuda a comprender y analizar bien el proceso.
Es curioso que un fenómeno latinoamericano y de habla española como es la salsa haya tenido su eclosión en Nueva York y de hecho resulta exótico si no se tienen en cuenta las continuadas relaciones musicales entre Estados Unidos y la música del caribe, especial y notoriamente, la música de Cuba.
Realizado por Maribel Díaz.

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